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Las dietas milagro, ¿funcionan?

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Cada día hay más y más dietas milagro hasta el punto que es difícil conocer todas y, personalmente, a veces me preguntan por una concreta y es la primera vez que la oigo. Existen muchos tipos diferentes, pero sin duda destacan actualmente las dietas bajas en hidratos de carbono. Escuchamos continuamente lo mucho que engorda el pan, o lo malísimo que es tomar fruta después de las comidas, afirmaciones que actualmente no están demostradas. De hecho, son alimentos básicos como podemos ver en la pirámide alimenticia que todos conocemos.
¿Y por qué caemos en este tipo de dietas? Porque queremos recuperar en pocas semanas lo que hemos ido dejando de lado a lo largo del año: los hábitos saludables. Todas las dietas milagro se venden de una forma idéntica: PIERDA MUCHO PESO EN MUY POCO TIEMPO. Sin embargo, no es saludable perder más de 1 kg de peso por semana, por lo tanto, si nos están ofreciendo unas pérdidas muy por encima de esta cantidad, debemos sospechar. Además, también podemos sospechar si esta dieta tiene “fases”, si nos prohíbe algún alimento concreto (pan) o algún grupo de alimentos (quitar hidratos de carbono), si tratan un alimento como mágico o milagroso (piña, alcachofa…) o si nos venden suplementos, también milagrosos (cetona de frambuesa, L-Carnitina).

¿Y cómo se hace para perder peso? Primer paso de todos, consultar a un especialista para ver si realmente debemos perder peso. Quizá pensamos que tenemos que perderlo y luego resulta no ser así (como hablamos en la entrada anterior). Después, el método es sencillo y todos lo conocemos: hábitos de alimentación saludable (alimentándonos con menos productos animales y más vegetales y cereales, además de limitando los alimentos superfluos como bollería, fast-food o dulces), evitando el consumo de alcohol, y aumentando el ejercicio físico.

 

Raul de la Fuente

Raúl de la Fuente

Raúl es Dietista-Nutricionista graduado por la Universidad de Valencia y colabora con Menys Graus para tratar temas relacionados con la alimentación y los hábitos saludables. Si quieres consultarle algo, puedes hacerlo en Twitter @rdlfg o enviando un correo a pregunta@menysgraus.org


¿Existe el peso ideal?

tu_peso_idealExisten varias fórmulas que, al aplicarlas, nos proporcionan un peso ideal en base a nuestra altura. Una de ellas es bastante utilizada por la población debido que es muy fácil de obtener y es la siguiente:

Peso Ideal = Altura (cm) – 100.

Esto quiere decir, por ejemplo, que si mides 173 cm, debes pesar 73 kg. ¿Si no estoy en ese peso, no estoy sano? No exactamente.

La fórmula que más se utiliza en el gremio de la nutrición y la dietética es el Índice de Masa Corporal (IMC), también llamado índice de Quetelet. El dato se obtiene dividiendo nuestro peso (kg) por nuestra altura elevada al cuadrado (m). ¿Y da nuestro peso? No. Da un número que si está entre 18,5 y 25, decimos que está en normopeso. Así la misma persona de 173 cm puede estar sana si pesa entre 55,4 kg y 74,8 kg. Esto ya abre el abanico algo más, puesto que es muy raro decir que unos gramos arriba o abajo es bueno o malo, pero… ¿Y si no estamos en los valores, no estamos sanos? Pues tampoco.

A pesar de tener en cuenta el IMC, nunca debe ser algo determinante para decir que una persona tiene sobrepeso, un peso bajo o incluso decir que está en normopeso. Hay muchos más valores a tener en cuenta (análisis de sangre, índices de cintura y cadera, composición corporal…) y, con esta entrada “densa y pesada” quiero decir que el tema del peso no es algo tan sencillo como una fórmula y un valor exacto. Por lo que, en respuesta a la pregunta inicial, digo que NO, no existe un peso concreto que sea ideal.

Raul de la Fuente

Raúl de la Fuente

Raúl es Dietista-Nutricionista graduado por la Universidad de Valencia y colabora con Menys Graus para tratar temas relacionados con la alimentación y los hábitos saludables. Si quieres consultarle algo, puedes hacerlo en Twitter @rdlfg o enviando un correo a pregunta@menysgraus.org


Críticas y autoestima.

 “Mira a esa qué gorda.”celulitis_attack

Seguramente al leer esta frase has pensado en algún momento en el que la has dicho, o puede que en algún momento te lo hayan dicho a ti. Parece que los demás están ahí para que los critiquemos. Para que opinemos sobre sus cuerpos. A través de sus defectos construimos nuestra autoestima. Encontrar por la calle a alguien que pesa más que tú, mide menos que tú, o que tiene más celulitis son puntos que se suman a tu cuenta de autoestima.

Hemos aprendido que no pasa nada por criticar y lo hacemos sin darnos casi cuenta. Pero sí pasa. Criticar a los demás supone una comparación y no siempre saldremos ganando. Cuando criticamos basamos nuestra autoimagen en ser mejores que otra persona y eso es destructivo. Para los demás y para ti.

“Parece que has ganado unos kilitos.”

A veces es más sutil. Nos sentimos con pleno derecho a opinar sobre el cuerpo de personas a las que apenas conocemos. Es así como nos han educado y como hemos vivido siempre pero eso no quiere decir que esté bien, que sea bueno o que no se pueda cambiar. Si aprendemos a relacionarnos mejor con nuestro cuerpo y a ser amables con nuestras opiniones sobre otras personas, será fácil sentirnos mejor. Será fácil darnos cuenta de que valemos más de lo que pensamos. No es necesario centrarse en lo que consideramos negativo, que muchas veces no es más que un modelo de belleza irreal e inalcanzable.

No hagas críticas destructivas. No las aceptes. Nadie tiene derecho a opinar sobre tu cuerpo si tú no quieres.

Laura Ontivero, socia de Menys Graus