educación


Sexting, ¿divertido o peligroso?

sextingInternet es actualmente el medio más común de comunicación. Ofrece muchas facilidades y comodidades, pero también es importante tener en cuenta los peligros que puede suponer el uso de esta nueva herramienta de comunicación.

El sexting, por ejemplo, es el intercambio de imágenes y vídeos con contenido sexual a través de teléfonos móviles. En ocasiones, el sexting se hace como un juego inocente entre parejas o amigos/as a través del cual se pretende demostrar la confianza que depositamos en ellos. No obstante, esta práctica cada vez más común entre los y las jóvenes, conlleva algunos riesgos.

Las imágenes, una vez subidas a la red dejan de ser propiedad de uno mismo y pasan a ser parte por la nube, y perdemos el control del alcance de ésta para siempre. Así pues, cualquiera podría copiar, reenviar, guardar o compartir tus imágenes sin saberlo. No solo podrá ver la foto el receptor, sino que podría llegar a la otra parte del planeta en cuestión de minutos, y con ello dejas tu “huella digital”.

Por tanto, para evitar que nuestra imagen aparezca por la red es recomendable pararse a pensar si realmente queremos difundir fotografías con contenido sexual (nuestras o no) antes de hacerlo. Un simple gesto puede suponer la invasión de la intimidad de la otra persona.

Sin embargo, la última decisión siempre ha de ser de la persona fotografiada y, asumidos los riesgos que comporta, deberá saber hacer una práctica responsable. Para ello, se debe evitar que aparezca la cara en la fotografía así como rasgos de identidad propios como piercings, tatuajes o pulseras. También el lugar donde se realice la foto es significativo, ya que cualquiera que conozca nuestro entorno puede relacionarnos con la foto.

Ya sabéis, hagáis lo que hagáis… ¡siempre con cabeza!

 

Laura Moya, socia de Menys Graus y Trabajadora Social


Las Tertulias de Menys Graus: Whatsapp y relaciones personales.

whatsapp_relacionesEl pasado miércoles, las socias de Menys Graus celebramos nuestra segunda tertulia, esta vez sobre Whatsapp y las relaciones personales. A continuación, las conclusiones:

Todos las conocemos, las utilizamos o como mínimo, hemos oído hablar de ellas. Están ahí, en nuestro día a día. Las redes sociales son las principales protagonistas de parte de nuestro tiempo de ocio, porque pueden llegar a ser como ya sabemos muy útiles. Facilitan la comunicación, prometen instantaneidad en las respuestas ¿qué es eso de esperar a que otros tengan tiempo para respondernos? Ahora gracias al Whatsapp todo es inmediatez. Conversaciones a cualquier hora, en cualquier momento, bajo cualquier circunstancia. ‘En línea‘ se ha convertido en nuestra seña de identidad, aunque también en nuestro principal delator.

Whatsapp, igual que el resto de redes sociales, se creó con el fin de facilitar la comunicación entre sus usuarios. Hasta ahí todos de acuerdo, todo eran ventajas. El problema viene cuando eso de que facilita se pone en entredicho. Cabe señalar que vivimos en una constante paradoja, y por cada conversación mantenida por Whatsapp, muere, de forma directamente proporcional, una conversación entre amigos en una cafetería, en una cena de antiguos alumnos o un debate con un profesor en clase. La comunicación directa compartiendo espacio y tiempo va quedando en segundo plano, dando paso a esta nueva comunicación inmediata y virtual. Esto quiere decir que priorizamos, con un criterio bastante cuestionable, qué conversación urge mantener en ese momento y, por norma general, salen perdiendo las conversaciones cara a cara. Eso de mirar a los ojos a quien te está hablado ha pasado de moda, ahora se lleva la mirada baja y los dedos frenéticos. Con semejante panorama cabe esperar que nos preguntemos hasta qué punto facilita la comunicación, o más bien, qué tipo de comunicación es la que facilita y hasta qué punto nos conviene.

O quizás el foco de atención no deba recaer sobre el Whatsapp, sino sobre el uso que hacemos de él. Quizás sea un poco injusto atribuirle semejante carga a una aplicación, a la par que absurdo y haya que plantearse, qué estamos haciendo nosotros para evitar que la comunicación muera, donde está nuestro granito de arena, y qué soluciones podemos aportar, como responsables de toda esta alteración de normas y valores.

Al plantear el problema ante mis compañeros de Menys Graus, nuestro granito de arena fue apartar el móvil en todas las próximas reuniones para prestarnos atención mutuamente y volver a las clásicas costumbres y de momento con muy buen resultado, he de decir. Todos comprobamos lo bien que sienta olvidarnos, a veces, de que tenemos móvil y recordar que tenemos a alguien dispuesto a hablarnos y escucharnos.

Cora Vicente, socia de Menys Graus

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Acoso escolar y ciberacoso en adolescentes.

acoso_escolarLas campañas de prevención del acoso escolar suelen estar dirigidas al alumnado porque son los principales protagonistas de esta historia, pero el profesorado tiene un papel muy importante que con pequeñas actitudes podría desempeñar. Lo primero es ser ejemplo con actitudes de respeto. ¿Quién no ha tenido un profesor que ridiculiza, que intimida o que muestra favoritismos? Fuera de las aulas es difícil controlar las actitudes, pero dentro la profesora es la que marca las reglas: Tolerancia cero a cualquier agresión física o verbal.

Hay que observarlo todo, no se puede ser indiferente. Si no se ve el problema es porque no se quiere ver. La comunicación con el alumnado es muy importante para generar relaciones de confianza. El profesor debe ser un referente al que poder acudir con cualquier problema.

Por otro lado, el acoso escolar tradicional se ve multiplicado a través del ciberbullying en el que entran en juego las nuevas tecnologías. La novedad es que cualquiera puede ser el objetivo. El móvil es la principal herramienta para ejercer ciberacoso pero, ¿lo prohibimos? Esa no es la solución, hay que buscar otros caminos antes de la prohibición como poner límites coherentes que el alumnado entienda y considere justos. Al mismo tiempo hay que hacer ejercicios de reflexión sobre la privacidad e intimidad en nuestras redes sociales, porque en muchas ocasiones somos nosotras mismas las que nos ponemos en riesgo.

A continuación dejo un decálogo que realizaron alumnos del IES Martí i Soler de Mislata junto con varias personas de la asociación Menys Graus bajo la campaña Practica Salut:

  1. No agregar, aceptar amistad, hablar o poner la Webcam a personas desconocidas.
  2. Reflexionar y hacer una selección previa de las fotos que vamos a publicar, sobre todo que no sean comprometidas y nunca publicar fotos de otras personas sin su consentimiento.
  3. No revelar tus datos personales ni poner tu localización.
  4. Configurar la privacidad de tu cuenta.
  5. Poner una contraseña difícil y no compartirla con nadie.
  6. Ser respetuoso y no insultar a terceras personas ni mentir sobre ellas.
  7. Antes de crear un perfil en una red social, leerse las condiciones del contrato de la misma.
  8. No abrir cuentas ajenas si se han dejado la contraseña puesta o la sesión abierta en el ordenador que vayas a usar.
  9. No hacer fotos a personas desconocidas ni publicarlas.
  10. No comprar ni dar datos bancarios sin permiso de los padres.

En general, toda la comunidad educativa debe reflexionar en torno a una misma pregunta: ¿Qué puedo hacer yo para acabar con este problema? Todas las personas somos responsables.

Marisa Moreno, Trabajadora Social y socia de Menys Graus.

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